
Monte Medulio: la batalla en la que miles eligieron morir antes que vivir como esclavos de Roma
16/12/2025 | 6min
A principios del siglo XX, la búsqueda de Tartessos se convirtió en una obsesión para un joven historiador y arqueólogo alemán comprometido en descubrir el origen de Europa. Adolf Schulten se empeñó en excavar las arenas del actual parque nacional de Doñana en busca de su Troya particular, un reino perdido al que muchos consideran la Atlántida. Tartessos es el nombre por el que los griegos conocían a la que creían que había sido la primera civilización de Occidente, que se desarrolló alrededor del siglo IX antes de nuestra era, en un área formada por las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz y Badajoz, en la primera Edad del Hierro. Encontrar los vestigios de esta mítica ciudad acabó convirtiéndose en una verdadera obsesión para Schulten, algo que no logró pese a todos sus intentos, llegando a acarrearle importantes conflictos diplomáticos. Este arqueólogo, célebre por su dedicación a España, también buscó encontrar la ubicación original de una de las mayores y más épicas batallas de la historia de la península ibérica, la del Monte Medulio. Y aunque tampoco llegó a encontrarla, siempre creyó que se encontraba en un legendario y mágico lugar, el monte de Santa Tecla, una elevación de 341 m de altitud situada en el extremo más sudoccidental de Galicia (España), en el municipio de A Guarda. Según él, allí se habían enfrentado en el año 22, antes de nuestra era, las legiones romanas contra las “bárbaras” tribus galaicas, quienes, ante su inevitable derrota, decidieron morir como héroes antes que vivir como esclavos de Roma.

Hildegart Rodríguez: La mujer perfecta asesinada por su madre
09/12/2025 | 8min
La obsesión por la pureza racial en la Alemania nazi alcanzó macabros y tristemente célebres extremos hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Solo unos meses después de la llegada de Adolf Hitler al poder, se promulgó una ley que facultaba al gobierno para esterilizar a todas aquellas personas que padecieran trastornos mentales, malformaciones, alcoholismo, drogadicción… dejando a unas 400.000 personas sin derecho a tener descendencia. Los nazis practicaban la eugenesia, una disciplina que busca modificar las características genéticas de los humanos para que nazcan personas más sanas, más inteligentes o sin ciertas dolencias hereditarias. La eugenesia se convirtió en la base de todo su pensamiento y dedicación, pues la ansiada raza aria significaba la purificación y perfección de la especie humana y todo aquel que no cumpliese con esas características quedaba excluido de su ideal de pureza. Los científicos nazis, movidos por el miedo ante el deterioro y el declive de la raza, acabaron determinando que la esterilización no era suficiente y que realmente esos “impuros” no deberían haber nacido, provocando un exterminio que, en 1940, ya había acabado con la vida de 70.000 enfermos psiquiátricos en cámaras de gas. Hoy en día, esta filosofía se usa para prevenir los nacimientos de bebés con enfermedades hereditarias o sin esperanza de vida, pero antes de los nazis, una gallega decidió emplearla para poner en práctica un experimento: diseñar una mujer perfecta e ideal que debía representar a la mujer del futuro. De esta manera nació Hildegart Rodríguez Carballeira, una niña prodigio que fue asesinada por su madre para evitar ver a su proyecto fracasar.

Entrevista en Radio 3 hablando sobre algunos de mis mejores hilos de 𝕏
25/11/2025 | 50min
En "Fallo de sistema", el programa de Santiago Bustamante de divulgación cientifica, ciencia ficción y videojuegos que se emite los sábados y domingos en Radio 3, charlamos sobre algunos de mis hilos más sorprendentes de 𝕏. Hablamos sobre el cronovisor, la invención del contenedor marítimo, el origen del gin-tonic, los tuneles secretos de Disney World o del carnyx, el instrumento celta que aterrorizaba a las legiones de Roma. Y así compartimos 14 hilos con los que pasamos una hora maravillosa. Que disfrutéis.

"O Piloto", el último guerrillero antifranquista de España
18/11/2025 | 6min
El 19 de octubre de 1944, cuando la Wehrmacht alemana ya había sido expulsada del sur de Francia, entre 4000 y 7000 guerrilleros cruzaban la frontera con España dando inicio a la denominada Operación Reconquista. La recién creada División 204.ª entró en la península por el Valle de Arán y otras zonas del Pirineo para conquistar parte del territorio español para el gobierno de la República, por entonces en el exilio. Su objetivo era provocar un levantamiento contra Franco obligando a los aliados a liberar España, al igual que estaban haciendo con el resto de Europa. Pero la ofensiva fue repelida por el gran número de efectivos que el gobierno de Franco había trasladado a la zona, entre guardias civiles, policía armada y batallones del ejército de toda la región. El ejército guerrillero logró conquistar varios pueblos y aldeas, alzando la bandera republicana, llevando a cabo mítines antifranquistas en las plazas y controlando durante días parte de la frontera por donde entraron camiones con material y refuerzos. Sin embargo, desbordados por la desventaja numérica y material, nunca llegaron a ser una verdadera amenaza, por lo que finalmente se retiraron. El repliegue concluyó el 28 de octubre, cuando los últimos combatientes atravesaron la frontera francesa sin haber llegado a ver el ansiado levantamiento. Pero muchos guerrilleros siguieron en España luchando por un gobierno legítimo que ya no les apoyaba. Uno de ellos fue un lucense que estuvo 20 años en el monte y que acabó sus días siendo el último guerrillero antifranquista de España en morir con las botas puestas: Jose Luis Castro Veiga, O Piloto.

Juan de León Fandiño, el gallego que desató una guerra con Inglaterra por culpa de una oreja
11/11/2025 | 6min
El 4 de julio de 1776, los representantes de las 13 colonias británicas en Norteamérica firmaban la Declaración de Independencia, un documento que reconocía a Estados Unidos como nación. Pero 83 años después, todavía existían algunas zonas fronterizas donde los límites no estaban del todo claros. Uno de estos puntos conflictivos se encontraba frente a Vancouver, en un pequeño archipiélago que ambas naciones consideraban suyo. En 1859, soldados británicos tomaron las islas para usarlas como rancho de ovejas y poco después un grupo de colonos estadounidenses también se instalaron allí. El 15 de junio, uno de los colonos mató a un cerdo de los británicos, lo que acabó provocando que solicitaran protección militar ante el temor a la venganza inglesa. El 10 de agosto de 1859, 461 estadounidenses con 14 cañones se atrincheraron sitiados por cinco buques de guerra británicos con más de 2.000 hombres. Y aunque el gobernador británico dio la orden de asaltar la isla, fue desobedecida por el almirante de la flota, asegurando que sería estúpido que dos grandes naciones comenzasen una guerra por un maldito cerdo. A lo largo de la historia encontramos multitud de estúpidos y ridículos motivos por los que las guerras se inician, pero quizá uno de los más idiotas fue el que inició la conocida como Guerra del Asiento: una oreja cortada por un gallego a un indeseable y despreciable contrabandista.



Historias de Galicia que nadie te había contado