Episode 502: 18 de Octubre de 2025 - Notas de Elena - Material complementario de ES para adultos
NOTAS DE ELENAMaterial complementario de la escuela Sabática para adultosNarrado por: Patty CuyanDesde: California, USAUna cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist ChurchSÁBADO DE TARDE, 18 DE OCTUBREEL CONFLICTO DETRÁS DE TODOS LOS CONFLICTOSAdán enseñó a sus descendientes la ley de Dios, y así fue transmitida de padres a hijos durante las siguientes generaciones. No obstante las medidas bondadosamente tomadas para la redención del hombre, pocos la aceptaron y prestaron obediencia. Debido a la transgresión, el mundo se envileció tanto que fue menester limpiarlo de su corrupción mediante el diluvio. La ley fue preservada por Noé y su familia, y Noé enseñó los diez mandamientos a sus descendientes. Cuando los hombres se apartaron nuevamente de Dios, el Señor eligió a Abraham, de quien declaró: "Oyó Abraham, mi voz, y guardó mis preceptos, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes". Génesis 26:5... Respecto a la ley pronunciada en el Sinaí, dice Nehemías: "Sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y dísteles juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos". Nehemías 9:13. Y Pablo, el apóstol de los gentiles, declara: "La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno". Romanos 7:12. El mundo entero será juzgado por la ley moral, de acuerdo con la oportunidad que cada uno haya tenido de conocerla, ya sea por la razón, la tradición o la palabra escrita. Contemplamos en ella la bondad de Dios, quien al revelar a los hombres los principios inmutables de justicia, procura escudarlos de los males que provienen de la transgresión... La ley es una expresión del pensamiento de Dios. Cuando la recibimos en Cristo, se convierte en nuestro pensamiento. Nos eleva por encima del poder de los deseos y tendencias naturales, por encima de las tentaciones que conducen al pecado. "Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo". No hay paz para los impíos. Están en guerra contra Dios. Pero el que recibe la justicia de la ley en Cristo está en armonía con el cielo. Al ser recibida en Cristo, ella obra en nosotros la pureza de carácter que nos traerá gozo a través de los siglos eternos (The Faith I Live By, p. 83; parcialmente en La fe por la cual vivo, 18 de marzo, p. 85). Hay batallas que pelear cada día. En cada alma se combate una gran guerra entre el príncipe de las tinieblas y el Príncipe de vida... Como agentes de Dios debéis someteros a él, para que planee, dirija y pelee la batalla por vosotros, con vuestra cooperación. El Príncipe de vida está al frente de su obra. Él debe estar con vosotros en la batalla diaria con el yo para que podáis permanecer firmes a los principios; para que cuando las pasiones luchen por la supremacía, puedan ser doblegadas por la gracia de Cristo; para que seáis más que vencedores mediante Aquel que nos amó. Jesús ha estado sobre la tierra. Conoce el poder de cada tentación. Sabe cómo enfrentar cada emergencia, y cómo conduciros a través de cada sendero de peligro. Entonces, ¿por qué no confiar en él? (Conflicto y valor, 21 de abril, p. 117).